Las Sonajas de este Viernes Privilegios de la fe

Por : Grisbel Medina R.

La curiosidad y el atrevimiento me condujeron al segundo piso del colegio de monjas donde estudié. Vi en filitas las mecedoras de las hermanas y un poco más adelante, grande y hermosa, la de la madre superiora. Muy temprano supe que la autopista eclesial comparte similitudes con los militares, a más alto rango son mayores los privilegios, el poder y las condescendencias.

Al leer la confesión del padre Manuel A. Ruiz, lo que él “abandonó” en el Palacio por defender su derecho a la “vida” que, curiosamente, no incluye a las mujeres y a los niños víctimas del pederasta Josef Wesolowski, pienso en el descarado mayorazgo y las franquicias económicas que suelen ser ciertos puestos de la iglesia.

 Después de años alimentándose del seno palaciego, circulando en yipeta, con chofer, sueldo, derecho a firmar cheques, estacionamiento exclusivo y la puerta abierta para consultar al Presidente, el padre Ruiz difunde la “valiente decisión” de dejar esa vida a cuerpo de rey por su postura frente a las observaciones del Poder Ejecutivo respecto al aborto.



Ahora sí le molestan los insultos en medios informativos y redes sociales. Antes no, especialmente cuando se convirtió en la sotana de amparo al padre Gil ñpreso en Polonia por violación de niños y adolescentes en Juncalito.

Tal vez ignora el padre Ruiz, que el sacrificio verdadero tiene ejemplo en colegas de su misma institución, pero no en el mármol que él acostumbra a caminar. Sobre la iglesia, la suya, el padre Moncho, quien ha acompañado a Nagua, Pimentel y San Francisco de Macorís en sus luchas sociales, dice que la verdadera iglesia es de quienes aceptan a Jesucristo, pero la otra, la del ropaje, jerarquía y los títulos es totalmente elitista.

El padre Quinn desarrolló innumerables proyectos de desarrollo a favor de los campos de Ocoa y vivía en una casita de madera techada de zinc, con un baño y un teléfono. No le faltaba una mesita, escritorio y una silla de guano para escribir, pensar y convivir de acuerdo al ejemplo de Jesús. ¿Qué os parece padre Ruiz?