SANTO DOMINGO.- Con la presencia del Presidente Danilo Medina, de
su esposa Cándida Montilla de Medina y de otros altos funcionarios, el
Palacio Nacional se vistió de gala, la noche de este lunes, el último de
noviembre, para recibir la temporada navideña, en gesto de solidaridad
con un pueblo que cada año se une para celebrar en familia este
tradicional festejo.
Entre las personalidades asistentes a la actividad se encontraban el ministro Administrativo de la Presidencia, José Ramón Peralta y su esposa Patria Abreu de Peralta; , el almirante Sigfrido Pared Pérez, ministro de las Fuerzas Armadas y Reinaldo Pared Pérez, Presidente del Senado de la República.
En esta ocasión, además del encendido de todas las luces que iluminan las áreas exteriores, realizado por la Primera Dama de la República, Cándida Montilla de Medina, un elemento innovador tiene presencia en la decoración: La instalación de un pesebre que recuerda el nacimiento del Niño Jesús.
Levantado sobre una gran tarima ubicada en los jardines frontales del Palacio Nacional, y en medio de un colorido ambiente que evoca una aldea de la campiña dominicana, el pesebre, con las gigantes figuras del Nacimiento, impregna el recinto de Palacio, como nunca antes, del verdadero espíritu de la Navidad.
Gracias a las orientaciones del sacerdote Gerardo Ramírez Paniagua, el padre Jerry, como es conocido, el pesebre se convierte en el centro de atención de quienes se asoman a la sede gubernamental por las calles Moisés García o Doctor Báez.
Las pintorescas casitas de madera, pintadas con diversidad de colores, como en cualquiera de nuestros campos, crean el ambiente preciso para suponer, con la imaginación, que, en vez de Belén, el Niño Jesús ha venido a nacer en tierra dominicana.
Se destacan entre las casitas aquellas dedicadas al comercio rural, como son una pulpería y un ventorrillo, en cuyos tramos y portales se exhiben frutas variadas y productos autóctonos, entre ellos escobas, vasijas de barro y sombreros, sin faltar los típicos instrumentos musicales de tamboras, maracas y güira.
Otro detalle a resaltar es que las guirnaldas que adornan las casitas están confeccionadas en telas multicolores.
En el lobby de Palacio, luego de subir las 27 escalinatas que hasta allí conducen, se exhibe, airoso, el tradicional árbol de Navidad, que repite este año, como si estuviera debutando. Lo mismo que él todos los elementos que lo adornan fueron reciclados.
Como fiel correspondencia con los actuales momentos de austeridad, que obligan a ser cautos en cualquier tipo de gasto, la inversión hecha en la decoración navideña ha sido
mínima, según explica Greybby de Cuello, encargada del departamento de Eventos y Ayuda Comunitaria del Palacio Nacional, que tuvo a su cargo esa responsabilidad.
Durante la actividad del encendido de las luces, un coro de voces infantiles dirigido por la profesora Marianela Sánchez, interpretó alegres villancicos.
Entre las personalidades asistentes a la actividad se encontraban el ministro Administrativo de la Presidencia, José Ramón Peralta y su esposa Patria Abreu de Peralta; , el almirante Sigfrido Pared Pérez, ministro de las Fuerzas Armadas y Reinaldo Pared Pérez, Presidente del Senado de la República.
En esta ocasión, además del encendido de todas las luces que iluminan las áreas exteriores, realizado por la Primera Dama de la República, Cándida Montilla de Medina, un elemento innovador tiene presencia en la decoración: La instalación de un pesebre que recuerda el nacimiento del Niño Jesús.
Levantado sobre una gran tarima ubicada en los jardines frontales del Palacio Nacional, y en medio de un colorido ambiente que evoca una aldea de la campiña dominicana, el pesebre, con las gigantes figuras del Nacimiento, impregna el recinto de Palacio, como nunca antes, del verdadero espíritu de la Navidad.
Gracias a las orientaciones del sacerdote Gerardo Ramírez Paniagua, el padre Jerry, como es conocido, el pesebre se convierte en el centro de atención de quienes se asoman a la sede gubernamental por las calles Moisés García o Doctor Báez.
Las pintorescas casitas de madera, pintadas con diversidad de colores, como en cualquiera de nuestros campos, crean el ambiente preciso para suponer, con la imaginación, que, en vez de Belén, el Niño Jesús ha venido a nacer en tierra dominicana.
Se destacan entre las casitas aquellas dedicadas al comercio rural, como son una pulpería y un ventorrillo, en cuyos tramos y portales se exhiben frutas variadas y productos autóctonos, entre ellos escobas, vasijas de barro y sombreros, sin faltar los típicos instrumentos musicales de tamboras, maracas y güira.
Otro detalle a resaltar es que las guirnaldas que adornan las casitas están confeccionadas en telas multicolores.
En el lobby de Palacio, luego de subir las 27 escalinatas que hasta allí conducen, se exhibe, airoso, el tradicional árbol de Navidad, que repite este año, como si estuviera debutando. Lo mismo que él todos los elementos que lo adornan fueron reciclados.
Como fiel correspondencia con los actuales momentos de austeridad, que obligan a ser cautos en cualquier tipo de gasto, la inversión hecha en la decoración navideña ha sido
mínima, según explica Greybby de Cuello, encargada del departamento de Eventos y Ayuda Comunitaria del Palacio Nacional, que tuvo a su cargo esa responsabilidad.
Durante la actividad del encendido de las luces, un coro de voces infantiles dirigido por la profesora Marianela Sánchez, interpretó alegres villancicos.
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