Tuvimos la oportunidad de
asistir el pasado lunes 21 de febrero al prestigioso “Jet Set” pero nos
llevamos una amarga sorpresa al momento de solicitarle al Dj que nos
complaciera con un tema musical, y este “profesional” de la música se
negó argumentando que sólo colocaba los temas previamente pautados, como
si se tratase de una estación de radio.
Para nadie es un secreto que en
nuestro país existen algunas supuestas agrupaciones de Dj que disfrazan
la promoción, extorsionando a los artistas con precios por encima de lo
que se pagaría de payola en cualquier popular estación radial, pero
pocos hablan del problema por temor a represarías.
Se comenta que algunas de estas
inescrupulosas asociaciones que agrupan a los dj de los diferentes
centros nocturnos de la capital se dan a la tarea de obligar a los
artistas y/o a sus representantes a pagar una suma módica que oscila
entre los 20,000 y 35,000 pesos para tener el derecho a que se coloque
su tema dos veces por noche durante 30 días.
El caso resulta preocupante,
pues si el artista no se doblega a realizarle cuantas presentaciones
gratis se les ocurra, le comienzan un bloqueo sistemático y un sabotaje
de difusión que pone en riesgo la carrera artística de un individuo,
cuyo único delito es tener y querer hacer realidad un sueño, sin que se
le irrespete su dignidad e integridad de ser humano.
Recordemos que cuando los propietarios de clubes de la gran
manzana descubrieron las altas ganancias que percibían quienes corrían
el negocio de las “hookah” dentro de sus establecimientos, decidieron
tomar las riendas y administrarlas por ellos mismos, ojala y no ocurra
lo mismo con la música en nuestro país.
Nos preguntamos si este mercado
negro opera con la aprobación de quien paga sueldo de empleado al Dj, y
quien además corre con todos los gastos operacionales del
establecimiento, o por el contrario el propietario desconoce que a su
espalda se están generando altos ingresos mercadeando la música que
suena en su establecimiento.
Por suerte no son todas las que están, ni están todas las que
son, aunque lamentamos que en nuestro país la justicia ande manga por
hombros, pues de estar en territorio norte americano, podrían ser
acusadas de practicar descaradamente la payola y la extorsión, cosa que
aquí es un delito que se paga con cárcel.
Entendemos que la música es un
negocio que debe general beneficios para todos, pero sin la necesidad de
convertirnos en mercaderes perjudicando a nuestros talentos y a nuestra
música, los artistas y manejadores deben saber que en la actualidad
ningún medio de difusión por si solo pega un tema, y que más tarde o más
temprano está absurda práctica se le convertirá en guillotina que va a
terminar decapitando su proyecto. Por Agustín de la Cruz (Sugar).
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