Los dominicanos no invierten en lo suyo, sino que esperan que otros inviertan, siempre creen que los otros los esquilman y sienten que además del trabajo que tenga que hacer el manager también deba invertir dinero. Esa es la cultura del artista dominicano.
Cuando usted (llámese artista) contrata el servicio, las relaciones de alguien que sabiendo su negocio y teniendo las herramientas más allá aquí y más allá de nuestras playas usted debe saber que tiene que pagar. La gran mayoría de ellos son negocios familiares; mujer, hermano, primo etc… claro, si solamente tiene un lazo afectivo y no un lazo de conocimiento sobre el negocio este se cae. O muchas veces, algunos familiares muy cercanos meten las manos en este y se quedan con una buena tajada.
Ciertamente el primero que no sabe de este negocio es el propio artista. Cuántos de ellos teniendo un futuro promisorio se han quedado en la gatera y no han podido arrancar. Decenas de veces no se han realizado negocios porque las figuras arrogantes de artistas y “manejadores” han impedido que esta se logre. El amor de padres e hijos no debe ser el camino a seguir de una negociación de cualquier tipo, ese exceso de amor daña, destruye, no deja caminar. A pocos kilómetros de distancias en la isla del encanto los tratos son distintos, el artista cree en su manager y el manager cree en su artista. En los negocios que yo he tenido éxito personal ha habido una relación de respeto y de credibilidad entre artista y manejador. Si el que brega con esto sabe cómo hacerlo y el artista tiene talento que exponer es muy difícil que no se dé el triunfo.
Exitosos fueron Villalona, Sergio Vargas, Silvestre, Ilegales, Ciudad de Angeles, Negros, Opalos, etc… y ahí están los hechos que me pueden desmentir.
Si hoy no se dan es porque no hay talento suficiente para mostrar o el artista no quiere invertir en sí mismo.
Romeo demostró lo que es ser inteligente y confiado en su talento. Se metió en el Madison, dio un tablazo de tres funciones a casa llena como productor ejecutivo del DVD de su propio concierto, elevando el precio de su cotización internacional y rompiendo ventas del DVD convenciendo a su público de que lo comprara como recuerdo. Invirtió y apostó tanto a su talento que fue capaz de ser el primer y único hispano que ha metido en concierto a los grandes urbanos del mundo anglosajón como son; P. Diddy y Usher logrando meter en bachata a artistas que nunca pensaron en su vida cantarla, logrando también unificar y sanar viejas heridas entre padre e hijo (Musicalmente hablando) Anthony Santos y Luis Vargas. Partiendo desde el primer momento de la base de la conocida bachata grajo y colocando sobre este color distinto del ambiente en el cual vivió sin nunca separarse de esta. Por esto siempre se dice que Washington High siempre está presente.
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