Washington, (EFE).- Beyoncé Knowles y Miley Cyrus fueron las estrellas absolutas del espectáculo en el año que termina en Estados Unidos, con la exitosa entrada en la madurez artística de la primera y el provocativo cambio de registro de la segunda.
Beyoncé, antigua integrante del grupo Destiny's Child, tuvo un destacado 2013, que comenzó con polémica por cantar en "playback" el himno de Estados Unidos durante la multitudinaria ceremonia de inauguración del segundo mandato del presidente Barack Obama.
La cantante se excusó por el frío que hacía en Washington, y volvió poco después a la primera plana de los medios estadounidenses con el aclamado espectáculo que ofreció en el intermedio de la final de fútbol americano, la Super Bowl, el evento televisivo con más audiencia del año en el país.
La cantante y su esposo, el rapero y empresario Jay-Z, levantaron expectación apenas dos meses más tarde cuando se supo que habían decidido pasar su quinto aniversario de casados en La Habana, Cuba.
Dado su respaldo expreso a Obama, el viaje fue examinado con detalle por el partido republicano, al señalar que podría haber violado las normas sobre el embargo económico contra Cuba.
La Casa Blanca debió intervenir en la controversia y señaló que la visita se enmarcaba en la categoría de "intercambios culturales", que sí están permitidos entre ambos países.
Pero el gran momento de la estrella de 32 años fue el sorpresivo lanzamiento en diciembre de su quinto álbum, "Beyoncé Knowles", sin apenas promoción y directamente publicado en la tienda de iTunes de Apple.
La maniobra fue considerada un bombazo publicitario, puesto que cada canción iba acompañada de un vídeo musical, y se convirtió inmediatamente en "número uno" de ventas en Estados Unidos.
Si Beyoncé consolidó en 2013 su posición como la principal estrella musical del momento, la joven Miley Cyrus fue quien más dio que hablar tras una serie de provocadoras actuaciones en las que dejó finalmente atrás su personaje de Disney, Hannah Montana, dirigido al público adolescente.
Cyrus, de 21 años, publicó su nuevo disco "Bangerz" después del verano, acompañado de un radical cambio de imagen pero acogido con buenas críticas.
Sin embargo, su notoriedad explotó cuando lo presentó en directo en agosto en la gala de los "2013 MTV Video Music Awards" en Nueva York en la que mostró una desinhibida pose sexual junto al cantante Robin Thicke que convulsionó a las redes sociales y, sobre todo, a los padres de las adolescentes que tenían a la "chica Disney" como ídolo.
Si hasta ese momento la actuación de Beyoncé en la SupeBowl había sido el evento más "tuiteado" en la historia en EE.UU., Cyrus le arrebató el podio de las redes sociales con su baile subido de tono.
Semanas después, y en un paso más, la joven estrella volvió a alimentar la ira de la sociedad políticamente correcta al aparecer en una actuación en Europa fumándose un porro de marihuana en directo.
"No es algo en lo que piense. Simplemente salía del camerino y pensé 'Oh, tengo esto en mi bolso'. Será divertido. No se lo dije a nadie. No le dije a nadie que lo iba a hacer", dijo Cyrus con naturalidad sobre el revuelo generado.
Por otro lado, el mundo del espectáculo en EE.UU. también se vio sobresaltado por dos inesperadas pérdidas, las de los actores James Gandolfini (más conocido como Tony Soprano de la premiada serie de televisión "The Sopranos") y Paul Walker, protagonista de la saga de acción al volante "Fast and Furious" ("A todo gas").
Gandolfini falleció a los 51 años de un fulminante ataque al corazón en Italia en julio, adonde había viajado para recibir un premio a su carrera en un festival de cine de Sicilia.
Por su parte, y en un trágico paralelismo con la ficción, Walker perdió la vida a los 40 años en un accidente de tráfico a las afueras de Los Ángeles en noviembre al estrellarse el Porsche Carrera en el que viajaba junto a un amigo.
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