Por Claudio Vergara
Es una suerte de desdoblamiento. Jorge González en su versión 2015, con un infarto cerebrovascular a cuestas y una rehabilitación que mantiene un paréntesis indefinido sobre su retorno a los escenarios, mira fijo la cámara, mientras de fondo se escucha su voz, que susurra sobre un piano y en tono imperativo: “A veces veo a Jorge sentado en el andén/ las manos en su libro/como no queriendo hacer”.
Y, efectivamente, en la secuencia siguiente aparece nuevamente el propio González, pero esta vez sentado en el interior de uno de esos viejos ferrocarriles del Museo Ferroviario de Santiago, situado en los accesos de la Quinta Normal, casi como una forma de encarar sus dos personalidades, sus dos vidas, ahora más que nunca: la pública y la privada, su pasado como figura pública en constante ebullición y su presente más reposado como un hombre de 50 años intentando torcer uno de los trances más complejos de su vida.
Así al menos, como si se tratara de una locomotora que parte a marcha lenta pero intensa, se inicia el videoclip de Trenes trenes trenes, el nuevo single del próximo disco del ex Prisionero, llamado simplemente Trenes y que sale el 1 de septiembre.
Un registro que se estrenará este domingo y que marca una nueva reaparición del músico luego del difícil estado de salud con que ha batallado desde febrero, cuando le diagnosticaron la dolencia que hasta hoy lo tiene en recuperación.
Y para subrayar aún más ese gallito entre ambos destinos, el hombre de Sexo ni siquiera recurre a sí mismo; un tramo importante del registro está protagonizado por el reconocido actor Daniel Alcaíno, que aceptó de inmediato la propuesta y a quien une un fuente vínculo ideológico con el artista.
En el video, el cómico tras Yerko Puchento también aparece multiplicado por dos, aunque, sobre la mitad, una de las personalidades decide matar a la otra fuera de uno de los trenes. El mensaje es categórico: ambas caras de González finalmente pueden convivir en uno solo.
Al igual que el video de Nada es para siempre, el primer single del disco, el trabajo que se estrena este fin de semana fue dirigido por el comediante Pedro Ruminot (amigo del sanmiguelino) y el realizador Robert Díaz. Y si el anterior registro era un síntesis de los lugares que forjaron la existencia del cantante, el actual funciona como alusión al álbum Corazones (1990), retrato de otro de los períodos más convulsionados de su vida : el guiño a los trenes es un boleto directo al hit Tren al sur y, sobre el cierre del clip, González aparece con una mancha de sangre sobre una camisa blanca, la misma imagen de la portada del disco que cerró la primera etapa de Los Prisioneros.
Para remarcar el tono marcial que transmite la canción, el cantautor invitó a la banda de guerra del colegio Arturo Prat, de Puente Alto. Es la nueva entrega de un creador que hoy se resiste al ostracismo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario