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17 jun 2020

Andrés Cepeda: “No grabé bachata porque usurpaba un género que a mí no me pertenece”

Andrés Cepeda: “No grabé bachata porque usurpaba un género que a mí no me pertenece”
El cantautor colombiano Andrés Cepeda, de 46 años, promueve en estos días el disco “Trece”. SONY

Andrés Cepeda: “No grabé bachata porque usurpaba un género que a mí no me pertenece”
RAMÓN ALMÁNZAR
Santo Domingo, RD
Andrés Cepeda fue tentado por la bacha­ta. En un mo­mento cla­ve de su definición artística recibió una generosa oferta económica para incursionar en el ritmo dominicano. Él lo pensó, pero no la aceptó porque quiso ser honesto consigo mismo y entender que no era un genuino in­térprete de este género.

Eso sí, asegura, es un amante de la bachata, el merengue y la música pro­ducida en República Domi­nicana y los artistas de esta media isla han influenciado su carrera desde su adoles­cencia.

El sonido caribeño tam­bién es usual en sus pro­ducciones, como pasa aho­ra mismo con su reciente disco titulado “Trece”, en el que incluye elementos an­tillanos, sobre todo en el te­ma “Salvapantallas”. En es­tos días promueve el corte “El equivocado”, el prime­ro fuera de las colaboracio­nes que tiene este álbum, del que compartió a través de Zoom con periodistas de LISTÍN DIARIO y el progra­ma “TV-Revista” (canal 4).



¿Es cierto que te ofrecie­ron cantar bachata en un momento determinado de tu carrera?
Sí, es verdad, cuando co­mencé mi carrera y no lo quise hacer principalmen­te porque no soy conocedor del género, porque me sen­tiría usurpando un sonido que no me pertenece. Hay que tener claro la directriz de no subirse a una tenden­cia solo porque esté en bo­ga o porque sea lo que to­do el mundo está haciendo. Tengo mucho respeto por el género, pero me parece que no es un lenguaje que yo domine, tendría que im­postarlo y creo que no sería sensato hacerlo.

¿Cómo ha sido tu rela­ción con la música domi­nicana?
Mi primera relación con República Dominicana fue con la música. La esencia de toda la música de Wil­frido Vargas, Los Vecinos, después de Juan Luis Gue­rra, Cuco Valoy, siempre estaban presentes en las fiestas, en la música de ce­lebración. La música domi­nicana nos ha hecho bailar, nos ha hecho gozar durante muchas décadas. Y los do­minicanos hicieron grande la música de Estercita Fore­ro, nuestra gran composito­ra costeña. Hay una hermandad muy antigua y a eso corresponde que nos entendamos tan bien. En República Dominicana yo he tenido la bendición de recibir el cariño de los dominicanos desde el principio de mi carrera y es algo que agradezco muchísimo.

Juan Luis Guerra, Pavel Núñez y Vicente García, ¿cómo te has llevado con ellos?
Cuando empecé a escu­char la música del maestro Juan Luis Guerra encontré una exquisitez en el trato del folclor de su isla. Él es maestro en esto. Después tuve la oportunidad de en­tablar una amistad muy bonita con gente como Vi­cente García, a quien ado­ramos aquí en Colombia, o con un compositor y artista tan genial como es el señor Pavel Núñez, a quien quie­ro muchísimo. Son herma­nos que uno va coincidien­do en la música, en la vida.

 ¿Posibilidades reales de alguna colaboración con uno de ellos?
Si, tengo esa deuda. Con Vi­cente y Pavel hemos habla­do mucho de eso. Nos esta­mos anticipando a algo que va a suceder muy pronto.

A poca gente en el mun­do le gusta utilizar el nú­mero 13 para nombrar un proyecto importante. Ti­tulaste así tu nuevo disco, Trece, ¿cómo has tomado la reacción?
Me he divertido con eso, sa­bía que iba a suceder, lo te­nía presupuestado. De algu­na manera es parte de ese boca a boca que tú quieres buscar cuando pones un tí­tulo o quieres presentar al­go. Quiero que me tengan en cuenta para gozar, para reír, para disfrutar la músi­ca, incluso para hacer los chistes, me parece que está muy bien.

¿Entonces no eres su­persticioso?
Aparte de que no soy su­ persticioso, son 13 álbu­mes grabados en mi carre­ra que hablan de una gran bendición que es la que me permite seguir haciendo música y compartirla con ustedes. A mí no me impor­ta, todo lo que tenga que ver con sentido de humor me viene bien. Más que su­perstición, lo utilizo como forma de humor.

¿En qué no crees?
En lo que no creo es en las malas energías. No creo que algo tenga que estar carga­do de malas energías. Uno reviste de energía las cosas que hace... Para mí trece es un número mágico, un nú­mero de buena suerte.

A propósito del nuevo tema, titulado "El equivocado", ¿qué tanto te has equivocado y que ha aprendido?
Las equivocaciones han sido importantes. Si no me hubiera equivocados en términos profesionales y personales no sería la persona que soy. De esos tropiezos uno aprende muchas cosas. Somos resultados de las equivocaciones y aprendemos. Esos errores van conduciendo a lo que somos. Te pongo el ejemplo de que si no me hubiese equivocado varias veces en mi juventud no hubiese conocido y descartado a las personas que finalmente me llevaron a conocer la que finalmente se convirtió en mi compañera. Es un ejemplo de cómo las equivocaciones nos llevan a encontrar el camino. Pasa a nivel personal, a nivel profesional, nos enseñan, nos forman. Un profesor me dijo que en los tiempos difíciles y de los errores es cuando más se aprendía.

¿Cómo has pasado esta cuarentena junto a tu es­posa Elisa Restrepo? (lle­van tres años de casados).
Muy bien. Redescubrimos nuestros espacios vitales en el hogar que con tanta via­jadera habíamos perdido un poco eso. Encontrarnos en silencio, en nuestra in­timidad, no voy a avanzar mucho el tema, jejeje, pero ha sido muy positivo.

¿Cómo son entre uste­des, fuera de la vida pú­blica?
Me gusta ser una perso­na romántica sin exagerar­me mucho en eso. Me gus­ta ser detallista, consentirla, agradarla. Además como es una persona con quien comparto mucho tiempo y comparto mucho de la pro­fesión, ella también es artis­ta, es una mujer muy sen­sible, puedo conversar con ella del trabajo, de las ideas, de las propuestas que hago, es una persona con quien puedo debatir. No siempre estamos de acuerdo y esto es más interesante todavía porque eso nos da muchos temas de conversación. Pe­ro es cariñosa conmigo. Yo trato también de ser muy cariñoso con ella y disfrutar la oportunidad de estar jun­tos.

¿Qué ha significado estar en casa, sin tener que estar de viaje de un lado para otro?

Nosotros que somos tan viajeros y tan saltarines, de un lado para otro, con mi señora, que siempre viajamos juntos, empezamos a redescrubrir los espacios en nuestro hogar, que se convirtió en un hogar de paso porque nunca estábamos aquí, siempre estábamos en un avión, en un hotel, en otro lado. Empezamos a encontrar ese espacio del hogar que tiene que ver con los libros, que tiene que ver con el jardín, con la colección de acetatos, que la adoro, a la cual le he dedicado mucho tiempo, a la biblioteca, a vivir la posibilidad que tenemos de estar en las afueras de la ciudad de Bogotá, cerca del campo. Eso incluye los quehaceres, la cocina, preparar la comida, por las noches prender la fogata, oir música, ver películas... Nos ha permitido un espacio en la vida que en medio de tanto corre corre estábamos dejando un poco de lado. Rescatando lo positivo de esto, en los últimos meses, esto ha sido bueno.

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