GRISBEL MEDINA
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Stever Cepeda López tiene 29 años. Cuando tenía seis ingresó a la Escuela de Educación Especial en Santiago, programa formativo de la Asociación Dominicana de Rehabilitación (ADR). Discapacidad Intelectual Moderada, dificultad para aprender y atención dispersa, fue el diagnóstico del otrora muchacho distraído que llegó a la escuela.
El sueño de avanzar fue más fuerte que la discapacidad de Stever. Se educó en modo especial hasta concluir en escuela regular. Adulto tocó la puerta del programa de inserción laboral de ADR, con el objetivo de conseguir trabajo. Fue tanto su entusiasmo que le reclutaron para ser pasante como Auxiliar de Terapia Física.
Con el tiempo, el compromiso de Stever inspiró que su currículo fuera presentado en Administración y fijado posteriormente. Hoy su desempeño merece elogios dentro y fuera de su departamento.
En 50 años cumplidos, miles de personas han recibido atención especializada en la Asociación Dominicana de Rehabilitación. Aparte de eso, cientos han conseguido empleo, ser independientes y recibir remuneración por un trabajo digno.
En el país donde todavía discriminamos a la gente por ciertas condiciones, alegra que ADR ofrece 14 servicios de Medicina de Rehabilitación, priorizando a las personas con discapacidad intelectual y física. Otro valor es que reciben a niños y niñas con discapacidad psicomotora, parálisis cerebral y otras condiciones.
Medio siglo después, ADR-Santiago ha ofrecido 472 mil 801 servicios y atendió a 10 mil 774 personas con diversas situaciones. La Asociación Dominicana de Rehabilitación realiza una labor fecunda en bien de la inclusión. Donde nos toque estar contribuyamos a ensanchar las oportunidades de inserción laboral.
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