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24 oct 2020

Dos víctimas del ácido del diablo esperan justicia nueve años después


Convocan a manifestación para que se imponga pena máxima a los que agredan con químicos
Ana Peguero - SANTO DOMINGO

Fotografía de archivo de Esther Jiménez. (Diario Libre/ Marvin del Cid )
María Isabel Tavares y Esther Jiménez fueron atacadas con ácido del diablo en el año 2011 y desde entonces, los responsables de “matarlas en vida” disfrutan de la libertad, sin haber pagado las consecuencias de sus actos.

Esther Jiménez es oriunda de Bonao, municipio cabecera de la provincia Monseñor Nouel, en el que siempre ha residido. Su rostro quedó totalmente desfigurado luego de que un joven se presentara a la cafetería donde ella trabaja como cajera y, tras llamarla por su nombre, le lanzó a la cara el mortal líquido, que se utiliza para destapar tuberías.

“Él se quedó mirándome, yo tenía una cadena que tenía mi nombre, y me dijo: ‘toma lo que te mandaron’, y me echó el ácido que tenía en una botella plástica que tenía la parte de arriba cortada”, narró la mujer.


Han pasado nueve años y no se ha hecho justicia por la agresión contra Esther, quien ha sido sometida a 27 cirugías.

“La policía no ha hecho nada en mi caso, no han dado con los responsables. Se sospecha que fue el padre de mis hijos, pero no se supo”, explicó.

La agresión contra Esther no solo le desfiguró el rostro, sino que también cobró la vida de su madre. Recordar el momento en que su madre le dijo: “Mi hija, te estoy parando de la cama para decirte que no me llores, que yo me estoy muriendo porque no soporto verte así”, aún la conmociona.

Entre lágrimas cuenta que al mes de que le rociaran el ácido su progenitora le pidió que no la llorara para que su alma pudiera “llegar a la presencia de Dios”. “Ella se puso mala, la llevaron al médico y murió”, dijo Esther.

El calvario de esta sobreviviente de violencia no termina. Aún tiene pendiente otra intervención en la nariz porque no puede respirar bien. “Esa es la que me quiero hacer porque es para mi salud. En Bonao me están cobrando 150 mil pesos por reconstruirme la nariz”.

Sin embargo, Esther es un vivo ejemplo de resiliencia. Desde que pudo ponerse en pie, tras las primeras cirugías, está tratando de hacer su vida normal. “Siempre he dicho: la vida es bella y está en como usted la mire”.

Tiene 36 años y cuatro hijos de 17,16,11 y 3, quienes, afirma, le dan fuerza para seguir adelante.

Dos víctimas del ácido del diablo esperan justicia nueve años después 
Vista de María Isabel Tavárez. ( FUENTE EXTERNA)
Discriminación por las cicatrices

En el 2011 María Isabel Tavárez Villa también fue víctima de una agresión con sustancias químicas. En común con Esther tiene las cicatrices, los sufrimientos y que tampoco las autoridades han dado con los responsables.

“En mi caso no se hizo justicia, a lo primero fue un boom, pero no hubo justicia. Las personas que me echaron el ácido nunca aparecieron, porque a ellos lo mandaron”, dijo María Isabel tras afirmar que en este país “solo hay justicia para la gente rica”.

Asegura que quien ideó todo fue una mujer por motivo de celos. Tenía 19 años y acababa de graduarse de bachiller cuando, estando a unas cuadras de su casa, pasó un motor conducido por un hombre y acompañado de una mujer, quien le lanzó el “monstruo que ha desfigurado mi vida".

Los nueve años transcurrido, desde el 29 de febrero de 2011, “han sido difíciles” para la joven que depende de su madre. Siente que sus agresores la “mataron en vida”.

“Yo no trabajo, aquí discriminan mucho a la persona y no le dan trabajo por el físico”, explica María Isabel.

A sus 28 años quiere estudiar medicina, pero afirma que no cuenta con los recursos necesarios para costear los gastos universitarios.

Encabezarán manifestación
La vida y las circunstancias han unido a Esther y a María Isabel, quienes necesitan que sus voces sean escuchadas.

En tal sentido, convocan a una manifestación frente al Congreso Nacional para exigir que se condene con la pena máxima a los responsables de atacar con ácidos.

La concentración está pautada para este sábado 24 de octubre, a las 9:00 de la mañana, y con ella pretende también llamar la atención de quienes discriminan a las víctimas de agresiones con sustancias químicas.


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