TEGUCIGALPA— El huracán Iota azotó la costa de Nicaragua en el Caribe e inundó partes de la vecina Honduras que seguían afectadas por las crecidas provocadas por Eta hace dos semanas. Las autoridades tenían problemas para evaluar los daños por la interrupción de las comunicaciones en algunas zonas.
Tras perder intensidad, Iota avanzaba tierra adentro por el norte de Nicaragua y el sur de Honduras el martes en la noche convertida en tormenta tropical, pero los meteorólogos advirtieron que sus intensas lluvias siguen suponiendo riesgo de inundaciones y deslaves. Tenía vientos máximos sostenidos de 65 km/h (40 mph) y se movía en dirección oeste a 19 km/h (12 mph).
La tormenta pasó a unos 25 kilómetros (40 millas) al sur-suroeste de la capital de Honduras, Tegucigalpa, donde el caudal de los ríos aumentó y se espera que las lluvias se intensifiquen. En la montañosa ciudad, los residentes de las zonas bajas, con tendencia a anegarse, estaban siendo evacuados como medida preventiva, igual que ocurría con los de los vecindarios vulnerables a los deslaves.
A lo largo de la remota costa oriental hondureña, la población tuvo que abandonar sus viviendas dañadas e inundadas.
“Aquí lo que más afectó fueron las inundaciones. El sector de Barra Patuca lleva 15 días inundado”, dijo Teonela Paisano Wood, la alcaldesa de la localidad hondureña de Brus Laguna. “Corremos peligro si sigue lloviendo”.
Mirna Wood, vicepresidenta de la comunidad misquita en la región de Gracias a Dios, en el extremo oriental de Honduras, estaba en Tegucigalpa para recolectar donaciones para su comunidad, arrasada por Eta, cuando llegó Iota.
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