Ciudad de Panamá.- Haití, azotado ahora por una ola de violencia que ha provocado miles de desplazados, un repunte de la covid que desborda los hospitales y con la amenaza de otra poderosa temporada de huracanes, necesita ayuda internacional urgente, dijo a Efe un especialista de Unicef.
Para este 2021, el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia o Unicef ha solicitado 48,9 millones de dólares para satisfacer las necesidades humanitarias de 1,5 millones de personas en Haití, incluidos más de 700.000 niños, niñas y adolescentes, pero este llamamiento ha quedado casi completamente sin financiación.
Hay una cierta “fatiga de los donantes cuando el país vive una emergencia crónica por años y años”, reconoció en una entrevista con Efe Antonio Marro, Especialista de Emergencias de Unicef en Haití, quien recordó que tras el terremoto de 2010 “hubo muchísima ayuda que llegó al país” caribeño.
Haití es el país más pobre de toda América. El 46 % de su población está en situación de inseguridad alimentaria y las ayudas externas componen más de un tercio del presupuesto del Gobierno.
En ese contexto, Marro resaltó que los donantes tradicionales deben “comprender que las necesidades son muy grandes”, y que la ayuda externa no solo se dirige a situaciones de emergencia sino también a proyectos de largo alimento en áreas como la salud, la educación y el saneamiento, que tienen como fin contribuir a que Haití pueda finalmente caminar por sus propios pies.
“Parte importante de este llamado es a los donantes, hacia los que puedan contribuir a apoyar el trabajo que hacemos en el día a día para buscar, por un lado, ir a mejorar las condiciones de los que están afectados y proveer ayuda humanitaria en lo inmediato y de manera rápida, y por otro lado, contribuir a procesos de desarrollo”, afirmó el funcionario de Unicef.
La violencia, la Covid y la temporada de huracanes
“En Haití ahora estamos en una situación parecida a una guerra interna, aunque no es para nada una guerra civil declarada”, afirmó Marro, en referencia a la violencia de las bandas armadas que pugnan por territorios en Puerto Príncipe, la capital haitiana, y algunas otras zonas del país.
Al menos 10.000 personas han resultado desplazadas en las dos primeras semanas de este mes de junio de la zona metropolitana de Puerto Príncipe por esta “guerrilla urbana”, un fenómeno “que no es nuevo y que se ha fortalecido en los últimos meses”, explicó Marro.
“Están estimadas en un poco más de 65.000” las personas impactadas por esta violencia, una cifra “prudente” que incluye a los que debieron desplazarse, los que viven en los barrios afectados y se han quedado, y los que de alguna manera acogieron a los desplazados, dijo el especialista.
Los afectados son habitantes de los barrios más deprimidos del área metropolitana y “una población altamente vulnerable a cualquier evento”, afirmó.
“Una capa de vulnerabilidad y de riesgo en Haití es la covid. Con la entrada hace semanas de las variantes brasileña y británica, muy rápidamente han comenzado a subir los casos.
El sistema sanitario es sumamente débil y tenemos datos muy claros de que está llegando el colapso a nivel de atención a los pacientes”, aseveró Marro.
La Oficina de la ONU para la Coordinación de Asuntos Humanitarios dijo esta semana en un informe que “la tasa de infecciones y muertes por COVID-19 se ha multiplicado por más de cinco en el último mes después de la llegada de nuevas variantes».
La violencia añade “un nivel más de dificultad”, ya que la gente por temor no sale para ir a los centros de salud, a lo que se suma que tampoco llegan a los hospitales los suministros.
A pesar del limitado acceso humanitario a la zona de Martissant y Fontamara, en la capital, Unicef pudo distribuir rápidamente artículos de emergencia a las mujeres y niños, niñas y adolescentes desplazados que se encuentran refugiados en un gimnasio, donde hay más de 1.500 personas. Unicef también está apoyando en la producción de oxígeno para el Ministerio de Salud y los hospitales que reciben a los pacientes covid-19, dijo Marro.
Y toda esta situación se produce en la temporada de huracanes, y se teme que el aumento y la frecuencia de las lluvias dupliquen el riesgo de enfermedades transmitidas por el agua y de infecciones respiratorias agudas para los niños, niñas y adolescentes.
Haití está muy expuesto a fenómenos naturales, y “es bastante alta la probabilidad de que pueda ocurrir algún fenómeno hidrometeorológico como huracán, tormentas tropicales, que vendría a causar más catástrofe en esa población ya de por sí tan desfavorecida. Estamos con esta fuerte, fuerte inquietud para las próximas semanas y meses».
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