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11 ene 2022

El acuerdo secreto entre la mafia y la película ‘El Padrino’


Redacción.- Los amantes del cine estaremos de celebración el próximo 14 de marzo porque se cumplirán 50 años del estreno de El Padrino, la aclamada cinta de Francis Ford Coppola que dejó huella en la memoria cinéfila para siempre.

Venerada por muchos como una de las mejores películas de la historia (la segunda por detrás de Ciudadano Kane según la lista del Instituto de Cine Americano), la adaptación de la novela de Mario Puzo se mantiene además como un referente icónico del cine y de las mayores influencias del género gánster hasta la fecha.

La producción está repleta de curiosidades y anécdotas, sin embargo existe una que pocos conocen. Y es el acuerdo que cerró uno de los productores del filme con la mafia italoamericana para evitar boicots y problemas en Nueva York durante el rodaje y estreno.

El periodista y escritor Brian Viner repasó la historia para en un artículo del Daily Mail, narrando una anécdota insólita que si bien se conocía a medias a través del libro de Harlan Lebo (The Godfather Legacy: The untold story of the making of the classic Godfather trilogy, 1997), ahora comparte detalles que llevan más lejos la afiliación de la producción con la mafia.

Pero antes, para comprender mejor esta historia, debemos empezar por el principio. Según cuentan algunos, Paramount compró los derechos de la novela cuando todavía no estaba terminada, pagando un adelanto de $10.000 que el autor aceptó enseguida al estar ahogado en deudas por culpa del juego.

El acuerdo incluía otros $80.000 si el trabajo terminado se trasladaba al cine. Poco imaginaba Puzo que la película se convertiría en la más taquillera de 1972.

La película no tardó en ponerse en marcha y en 1970 Coppola se sumó al proyecto a regañadientes, aceptando la propuesta tras el fracaso financiero de su película THX 1138 (1971).

Durante varios meses el director escribió una versión del guion y Puzo otra, llegando a un boceto final más largo de lo que había pedido Paramount en un principio. Y entonces la producción se puso manos a la obra después de cerrar un acuerdo con Marlon Brando que le obligaba a asegurar que no iba a producir ningún retraso -debido a su historial de figura problemática en el pasado-, sumando luego a Al Pacino, James Caan, Robert Duvall y el resto del reparto.

Y en el medio de todo esto se encontraba Albert S. Ruddy, cuya labor como productor era lograr que el producto llegara a buen puerto.

Al mismo tiempo que la producción se estaba llevando a cabo, Nueva York contaba con un líder italoamericano que decía luchar por los derechos de su comunidad para desterrar estereotipos sobre la mafia y “la cosa nostra” en el cine y televisión.

Ese no era otro que Joseph Colombo, irónicamente el jefe de una las cinco familias que controlaban la mafia en la ciudad de Nueva York.

Más allá de su posición en el crimen organizado, Colombo había creado en 1970 la Liga de Derechos Civiles de los Italoamericanos para protestar contra la persecución de los italianos, y el estigma de los estereotipos mafiosos.

Una ironía del destino que tiene más picardía cuando recordamos que cuando la prensa le preguntaba por la existencia de la mafia, él contestaba “Mafia ¿qué mafia? No hay mafia. ¿Soy cabeza de una familia? Sí, de mi esposa y mis cuatro hijos y una hija” (New York Times). Por eso, al conocer que la película estaba en marcha y que además se rodaría en su ciudad, se plantó contra Ruddy y Paramount, declarando la guerra contra cualquier intención de propagar la idea de la existencia de la mafia.

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