El Festival Internacional de Cine de Cartagena de Indias, el más antiguo de Latinoamérica, regresa con una edición poderosa que reafirma su papel como un espacio de encuentro, reflexión y proyección para el cine iberoamericano. Durante seis días, la ciudad se convertirá en el epicentro del cine, acogiendo a cineastas, académicos, críticos y público en un evento que celebra la diversidad, la memoria y las nuevas formas del lenguaje cinematográfico.
“El FICCI es más que un festival; es un espacio de resistencia y expresión artística. Año tras año, nos reinventamos para ofrecer una programación que refleje el pulso del cine iberoamericano y del mundo, destacando las historias que deben ser contadas. Esta edición celebramos el regreso a las raíces, a la cartageneidad, a las cosas únicas que hacen de esta ciudad el lugar ideal para un encuentro de esta magnitud”, expresa Margarita Díaz, directora general del Festival.
Este año el Festival ofrecerá más de 190 proyecciones, entre las que se destacan 60 estrenos nacionales, 30 estrenos latinoamericanos y 20 estrenos mundiales. Cada sección busca representar las múltiples voces y narrativas que emergen en el cine contemporáneo, consolidando al FICCI como una plataforma clave para la exhibición y el reconocimiento de nuevas miradas cinematográficas.
“El FICCI reconoce la diversidad como una herramienta fundamental con la que volver a medir nuestro mundo en un futuro próximo. Como festival de cine tenemos la oportunidad de ofrecer una plataforma para múltiples miradas originales, reforzando el poder de la diversidad tanto en términos de identidades como de diferentes formas de expresión y narración”, destaca Ansgar Vogt, director artístico del Festival.
El FICCI 64 se concibe como un espacio de exploración cinematográfica que busca expandir los límites de la representación audiovisual y visibilizar procesos y operaciones artísticas que cuestionan las estructuras establecidas. Este año, el Festival reafirma su compromiso con el cine como una herramienta de reflexión y transformación, dando un lugar central a películas que abordan la diversidad de etnias, comunidades, sexualidades, identidades y pueblos.
Asimismo, la programación refleja una apuesta por la diversidad formal y estética, presentando obras que exploran sus propios lenguajes y estructuras narrativas. Desde propuestas radicales en su puesta en escena hasta experimentaciones con el material cinematográfico, el FICCI abre un espacio para aquellas películas que desafían convenciones y expanden las posibilidades de los medios y formatos.
La selección de películas responde a la necesidad de observar con detenimiento las historias que emergen desde distintos territorios y latitudes, resaltando el carácter diaspórico y migrante de las imágenes, su complejidad, su riqueza y las múltiples realidades que convergen y crean nuevas formas de ver e imaginar el tejido social de Colombia, Iberoamérica y el mundo.
Bajo la dirección artística de Ansgar Vogt, la curaduría del FICCI 64 destaca películas que no solo desafían las convenciones, sino que también abren diálogos sobre identidades híbridas, memoria y resistencia.
El FICCI 64 rinde homenaje a dos de los cineastas más influyentes del cine contemporáneo: Pablo Larraín y Raoul Peck. Con una trayectoria marcada por una mirada crítica y una exploración profunda de la humanidad, sus películas han dejado una huella imborrable en el cine iberoamericano y mundial.
El cineasta chileno Pablo Larraín ha construido una filmografía que disecciona los momentos clave de la historia reciente de Chile y el mundo, abordando el poder, la memoria y la política a partir del enlace afectivo de sus protagonistas, creando un lenguaje cinematográfico y estética visual inconfundible
Desde obras como NO (2012), que exploró el plebiscito que marcó el fin de la dictadura de Pinochet, hasta sus retratos de figuras icónicas como Jackie (2016) y Spencer (2021), Larraín ha sido reconocido internacionalmente como uno de los directores más innovadores del panorama actual.
Por otro lado, el Festival también celebra el trabajo del cineasta haitiano Raoul Peck, cuyo cine se ha convertido en una poderosa herramienta para la denuncia social, la deconstrucción de los discursos coloniales y la reivindicación de las comunidades negras. Con películas como I Am Not Your Negro (2016), basada en los escritos de James Baldwin, y El joven Karl Marx (2017), Peck ha demostrado su capacidad para contar historias que confrontan las estructuras de poder y cuestionan la realidad desde una mirada política y humanista.
José D'Laura a la/s 9:21 a. m.
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