Santo Domingo, R.D. — Detrás del nombre artístico Curv Droobln se encuentra Jewleo Fernández, un joven talento nacido en Boston en 1998, hijo de padre dominicano y madre puertorriqueña. Su vida entre dos culturas marcó profundamente su identidad artística y dio forma al estilo único que hoy lo define dentro de la nueva generación de músicos urbanos.
Desde temprana edad, Curv encontró en la música mucho más que una pasión: fue su refugio y su medio para expresarse. “La música siempre estuvo ahí. Mi mamá la usaba como medicina, y yo crecí con eso. Hip hop, reggaetón, house, dancehall, bachata, merengue… todo eso vive dentro de mí”, explica el artista.
A los 12 años, mientras otros soñaban con videojuegos, él trabajaba cortando césped para comprar su primer estudio casero. Desde entonces, no ha dejado de producir, grabar y componer, desarrollando un sonido propio que él describe como “crudo, real y sin filtro”.
“Yo no escribo letras, las siento. Cuando entro al estudio y le doy a grabar, lo que sale es la verdad”, afirma. Esa autenticidad ha sido la clave de su crecimiento y del impacto que ha logrado entre sus seguidores, quienes conectan con su historia y su energía genuina.
Hoy, Curv Droobln forma parte del sello Friends of the Family Music Group, equipo al que agradece por el apoyo constante en su evolución artística. Actualmente impulsa una campaña en la República Dominicana junto al reconocido promotor El Duende Music, con quien busca consolidar su presencia en el Caribe y conectar con nuevos públicos.
Con una propuesta que fusiona los sonidos del hip hop, reggaetón y ritmos latinos, Curv Droobln representa una voz fresca, honesta y sin etiquetas dentro del panorama musical internacional. “Quiero que mi música te haga ponerte en mis zapatos. Ya sea en inglés o en español, siempre estoy contando la misma verdad: vida real, sin filtro”, expresa con convicción.
“Estoy aquí para cambiar el juego, inspirar a la próxima generación y dejar un legado más grande que la música. Y apenas estoy comenzando.”
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