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9 oct 2012

Relato de Wilkins acerca de una bacteria que casi acaba con su vida



 Por:Agencias

Puerto Rico “Hoy es la primera vez que expreso todo lo sucedido desde la operación que se me realizara hace ya un año y de la cual he seguido recuperando día a día. Ya la vida no es la misma para mí. Estoy aquí, se me ha permitido el regreso y lo vivo a diario honrando a Dios cada instante con mis actos y mi corazón”. Wilkins
Al cantante puertorriqueño Wilkins nunca le ha gustado revelar su edad. Pero ahora, cuando se le hace la pregunta, no duda en decir que recién cumplió un año. Ese es el tiempo que ha pasado desde que estuvo al borde de la muerte luego que una bacteria le provocara una infección en la espina dorsal de la que aún continúa recuperándose. El cantante, en entrevista exclusiva con Primera Hora, repasó esta experiencia que lo ha transformado en “un hombre nuevo”.
¿Cuándo comenzó tu calvario?
Llegué a Puerto Rico el 13 de octubre de 2011 y, tres días más tarde, cuando me levanté en la mañana, sentí un dolor muy fuerte en los hombros y la espalda. Me tomé un relajante muscular, pensando que era un espasmo. Pero ese dolor seguía creciendo y no había un diagnóstico. Una noche me levanté con el dolor más grande que he sentido en mi vida, me tiré de rodillas al piso gritando porque no podía ni levantarme. Ahí es que entra el neurólogo, el Dr. José Carlo y el reumatólogó Radamés Sierra-Zorita, quienes comenzaron a hacerme una serie de pruebas, hasta que pudieron darme un diagnóstico.
¿Y qué era lo que tenías?
Diagnosticaron que había infección entre los discos, cervicales y vértebras, formando un absceso que hacía presión y podía invadir la médula. Esto provocado por una bacteria. Entonces, el neurólogo Julio Rosado determinó que había que operarme de emergencia, me ingresaron al Hospital Pavía el 28 de octubre de 2011 y la cirugía se realizó al día siguiente.


¿Cuán delicada era esta intervención?
El médico me advirtió que era muy delicada, ya que había que sustituir vértebras, cervicales y discos, poner una placa de titanio y tornillos. Me dijo que había un 80 por ciento de posibilidad de quedar cuadrapléjico y que, como la entrada se haría por un área bajo el cuello, también se pondrían en riesgo las cuerdas vocales.
¿Cómo reaccionaste?
A mí nunca me habían operado en mi vida, pero me sentí con mucha determinación y agradecimiento por todo lo vivido hasta ese día. Lo acepté confiado en el Padre. No me pregunté si iba a poder caminar o cantar, en ese momento tomé la decisión de vivir como fuera.
¿Qué recuerdas de la operación?
Me encontré acostado en la sala de operaciones, se acercó el anestesiólogo recordándome el momento en el que me conoció en Mayagüez. Una de las enfermeras me preguntó sobre el vino y yo le contestaba, pero siempre con mis ojos cerrados porque en mi mente viajaba sobre mis miedos. Cuando estoy orando, comienzo a escuchar mis canciones y era que uno de los enfermeros llevó un CD para operarme con mi música de fondo. Después me dijeron que me dormí cantando Cómo no creer en Dios.
¿Y cuando despertaste...?
Estaba muy atento a todo lo que me ponían y me quitaban. Permanecí cuatro días en cuidado intensivo. Cuando me bajaron al bendito cuarto 256, allí comenzó la prueba más difícil, inmovilizado con esa armadura que me asfixiaba porque me apretaba. Rogaba que no llegara la noche porque no podía dormir, hasta que me dieron pastillas. Meditaba, imaginando ser una plumita de ave llevada por el viento para sentirme liviano.
¿La armadura es el chaleco que te pusieron para mantenerte inmovilizado?
Sí, así decidí llamarle y terminé queriéndolo porque, aunque no era el que me correspondía, estaba guardado para una paciente que no sobrevivió a esa operación y milagrosamente me salvó a mí por las primeras dos semanas. El día 11-11-11 fue grandioso porque llegó el chaleco hecho a mi medida. Lo tuve que usar durante ocho meses y medio.
¿Crees que tu preparación espiritual te ayudó a asumir tu nueva realidad?
Toda mi vida he tenido la necesidad de hacer un camino espiritual y uno piensa que lo está haciendo bien, pero llegan momentos como este que te demuestran que no, que está bien tu disposición para hacer el camino, pero hay que recorrerlo.
¿Y cómo se logra eso?
Pues a mí me paralizaron en una cama, siendo un hombre que no se estaba quieto, que siempre hice lo que quise. De momento me quitaron todo… Pero ahí es donde entiendes que estás solo tú ante Dios y que es el momento de crecerte. Es un despertar a nivel espiritual que supera lo físico.
¿Escribiste alguna canción en el hospital?
Sí, la mayoría basadas en los sueños que tuve, muy fuertes… y otras que no tienen nada que ver con lo que estaba pasando, como una ranchera. También escribí una canción dedicada a Patricia (su esposa) que se llama Tengo y no tengo.
¿Qué personas estuvieron a tu lado en este proceso?
Mi mamá, (la doctora Áurea Selenia Ramírez, que tiene 84 años) dormía todos los días a mi lado en un sofá. La veía allí con ese nerviosismo y esa entrega, quizás pensando en que perdería al hijo que le queda… Fue un apoyo muy grande para mí. Mis hijos también me acompañaron y muchos amigos que me visitaron. Y las oraciones de este pueblo me acompañaron todo el tiempo y me ayudaron a levantarme. Ese amor de Puerto Rico lo agradezco infinitamente.
¿Por qué tu esposa, Patricia Cheselle, no estuvo al principio contigo?
Porque teníamos planificado un viaje a un templo gnóstico en Tierra del Fuego, en Argentina, y por mutuo acuerdo decidimos que ella fuera para que desde allá me enviara toda la fuerza y la luz que yo necesitaba y que la tuviera ella también. Llegó para cuando salí del hospital y continuar con la recuperación que todavía sigue en la casa. El amor de Patricia me ha ayudado a salvarme.
Esto confundió a mucha gente porque tu ex esposa, Sandra Barbeito, fue quien dio la cara ante los medios…
Mis ex esposas todas fueron a verme y recibí su apoyo. Yo opté por no hablar a la prensa porque estaba concentrado en mi salud y los medios recurrieron a Sandra para pedir información, pero no fue planificado.
¿Por qué ahora Sandra ha dicho en varios medios que se deterioró la relación con tu hijo menor?
Mi relación con mis hijos siempre ha sido excelente. Ellos siempre han sido parte de mi vida y de mi carrera. Para mí, es un honor ser padre de Isaac (19 años), de Javier (27), de Fabián (33), de Gabriel, aunque no esté físicamente, y de César, el hijo de Bruni que es como mi hijo. Por encima de todo lo que se pueda decir, entre nosotros hay una conexión tan grande que nada la puede cambiar. Y ellos saben que su padre nunca les ha fallado ni les va a fallar. Siempre les daré la ayuda que les pueda dar, pero ahora estoy pasando por un momento bien difícil.
Has tenido varios encuentros cercanos con la muerte, ¿cómo ha cambiado tu relación con esta?
Cuando me tocó ver la muerte de mi hijo Gabriel, en 1994, fue muy difícil, pero lo afronté con mucho positivismo porque todavía lo veo sonreído y agradezco el hijo que llegó a mí. A mi padre le cerré los ojos en la sala de intensivo y lo despedí con amor. Cuando despedimos a Bruni, fue con el mismo amor porque era una hermana muy especial. Y cuando me tocó a mí pasar por el riesgo de muerte, pude entender mucho más por las cosas que ellos pasaron, lo que habían sufrido y me dio mucha tristeza. En cuanto a mí, nunca sentí miedo a la muerte, aunque sí creo que murieron mis egos y quiero que sigan muriendo esas cosas que nos mantienen dormidos; yo quiero estar despierto.
¿En qué etapa está tu condición ahora?
Me van a hacer un MRI para ver si no quedan bacterias en el hueso. Eso es lo más importante ahora y que esa vértebra se regenere. Estoy contento de caminar, aunque sea lento, y de que he comenzado a vocalizar. Hace ventipico de años que soy vegetariano, me ejercito y he llevado un estilo de vida sin fumar y sin drogas, y a la hora de la verdad, el cuerpo te lo agradece.
¿Ves posible tu regreso a los escenarios?
Esa pregunta es muy importante. A mí me encantaría llegar caminando a un escenario para devolverle al público con mis canciones todo lo que ellos me han ayudado, no solo en el momento más crucial de mi vida, sino a través de 40 años en la música. Eso lo quiero lograr, pero no sé cuándo será. No tengo prisa y mi corazón está claro. Ahora lo que quiero es vivir.

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