Orgías, fiestas salvajes, pornográficas, con hasta 50 personas y que duraban horas y horas
SANTO DOMINGO. Tal y como lo lee, aunque parezca el título de una novela del escritor dominicano Junot Díaz, el actor Charlie Sheen va de escándalo en escándalo, en la cresta de una ola que puede llevarlo a una gran depresión y las depresiones profundas no son buenas consejeras, sobre todo porque pueden llevar al suicidio.
Desde que decidió revelar que era portador del virus del VIH, seguramente esperaba la polémica generada por las declaraciones de sus exnovias y compañeras de reparto, sin embargo, quizás no esperaba la exposición de los detalles de su ahora sí, escandalosa, vida sexual, donde según parece y ha develado Radar Online, hay de todo, comenzando por orgías que ni el mismísimo Bocaccio imaginaría para su famoso Decamerón que palidece como un libro infantil antes las cosas que han contado más de uno, como Sham Ibrahim, un travesti muy conocido en Hollywood que contó a Radar Online cómo eran las fiestas sexuales que el actor organizaba en su casa y en hoteles de Los Ángeles.
“Charlie organizaba fiestas muy salvajes y pornográficas con hasta cincuenta personas y que duraban horas y horas. Y él siempre estaba listo”, ha comentado Ibrahim en la publicación, donde no ha dudado en hablar de los gustos sexuales del intérprete, a quien dice “le gustan todo tipo de fetiches y manías. Le encantan las chicas transexuales, los vibradores, el sadomasoquismo y el cuero”.
A Sheen le gustaba “rodearse de hombres actractivos que disfrutaran del mismo tipo de entretenimiento sexual que es”, aunque Ibrahim desmiente que sea gay. “Cuando se le acercaba algún hombre, les rechazaba amablemente”, manifestó. Según la misma persona, Charlie le insistió mucho a un productor de cine para adultos para que se trasladara a vivir con él. “Le gusta divertirse de la misma manera que a Sheen, pero aunque lleva años pidiéndoselo no iba a aceptar de ninguna manera”.
Unas declaraciones que se suman a las de la ‘madame’ Anna Gristina, que aseguró que Sheen contrataba prostitutas junto a su esposa, Brooke Mueller, en su mansión de Los Ángeles entre 2009 y 2010. “Les paga dinero extra por tener sexo sin preservativo. Algunas aceptaban porque esperaban quedarse embarazadas y otras para complacerlo y para que volviera a reclamar sus servicios”, desveló en la prensa.
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