SONAJERO ¿Solo las empleadas?

Grisbel Medina

Qué poca suerte tiene el Hospital Regional Universitario José María Cabral y Báez. El hogar académico de tantas personas y la esperanza de salud de miles de pacientes regresa a las portadas noticiosas por otra situación infausta: el robo millonario de medicamentos.

El Cabral y Báez es el escenario predilecto de paros de médicos y de enfermeras. Es la Emergencia preferida de la mayoría de accidentados y es también uno de los centros sanitarios de carácter público más importante de la región Norte. Con varios años sumido en una remodelación dirigida por la OISOE, las atenciones en el centro rayan en la calamidad por la construcción que avanza como suero de miel de abeja.

Hoy retorna el hospital al carril de la prensa, montado en un robo millonario de medicinas, por cuyo caso un juez de Atención Permanente impuso prisión preventiva contra Solángel Taveras García (destituida de la gerencia de farmacia) y Francisca Isabel Ramírez. Mientras tanto la familia de Solángel y empleados del hospital encabezaron una manifestación para denunciar la trama que se organiza con el objetivo de condenar a la mujer. Sin ganas de ofender: ¿Solo dos mujeres formaron pandilla para desfalcar el hospital? ¿Solo ellas robaron, vendieron los medicamentos?

Hace seis años, la  enfermera Sandra Medina, acusada de robo de medicamentos y luego liberada por no existir pruebas que le imputaran, declaró al periodista Gustavo Olivo, que en el Cabral y Báez “son los grandes que roban” y que la pérdida de equipos “no es negocio de chiquitos”.

A esto súmele el ya célebre ventilador, robado hace diez años del centro de salud, donde se pagaba seguridad privada -valorada para la fecha en solo 78 pesos mensuales, según investigación realizada por el compañero Máximo Laureano. Del ventilador, pese al escándalo que provocó la sustracción del aparato, pasó a mejor vida el caso, que en su momento anduvo en boca de funcionarios de salud, gobernación y Policía. Hasta la fecha, nada de nada. Y a mí me da con recordar la sentencia de la enfermera Medina: “Los grandes son los que roban, porque las camas, computadoras, ventiladores, eso no cabe en la cartera de una enfermera”