Jim Carrey puede respirar tranquilo. La Justicia ha desestimado que tenga que declarar por el suicidio de Cathriona White, su exnovia, y con quien parecía que acababa de terminar la relación en el momento que fue encontrada sin vida.
La familia de la maquilladora sostuvo, desde el primer momento, que Carrey era responsable directo de su muerte y le acusaban de haberle proporcionado los medicamentos con los que se quitó la vida. Algo que, desde el entorno del actor, siempre se negó, alegado que lo único que querían era sacar provecho económico de la situación.
Ahora, el juez ha desestimado las demandas interpuestas, tanto por la madre de la fallecida, como por el que es el viudo legal de Cathriona, Mark Burton. Estos, además, apuntaban que White atravesaba una depresión causada por las enfermedades de transmisión sexual que el propio Carrey le habría contagiado durante su noviazgo.
Los abogados de Jim siempre han defendido que los problemas de esta venían de antes de que se conocieran. “No toleraré este intento desalmado de explotarme a mí o a la mujer que amé. Los problemas de Cat nacieron mucho antes de que la conociera y su final estaba fuera del control de cualquiera”, llegó a sentenciar el actor en un comunicado hace tiempo.
Ahora, Carrey, que fue uno de los que portó el féretro de su ex en el funeral, puede cumplir su deseo de continuar tranquilo con su vida.
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